Las diez y media, y Hugo seguía despierto. Las once, y Hugo no había conseguido dormirse.
Cuando pareció haberse olvidado por completo de que quería soñar algo especial, se vió en un mundo muy extraño.Era un pueblo, pero no un pueblo normal. Las casas estaban hechas de caramelos y chocolate y los vecinos eran juguetes.
Hugo se acercó un poco más a una casita que parecía ser el ayuntamiento, y allí vió un cartel construido de caramelos que decía :
" BIENVENIDO AL PAÍS DE LOS JUGUETES "
Caminó y caminó. Pasó por un puente por el que pasaba un río de chocolate, hasta que de repente escuchó una voz a sus espaldas :
- ¡Hola!
Cuando Hugo se dió la vuelta, vió una marioneta, muy delgadita, simpática y bonachona.
- Hola - dijo Hugo - ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Pepona.
- Yo me llamo Hugo. Acabo de llegar y no conozco a nadie, ¿me podrías ayudar?
- ¡Claro! - dijo Pepona.
Caminaron, hasta llegar a un campo en el que había unas vallas de regaliz y unas ovejas de algodón de azúcar.
Hugo pensó para si mismo :
" ¡Qué mundo más raro! Todo es de caramelo y las personas son juguetes.
- Me tengo que ir, papá y mamá me esperan en casa - dijo Pepona.
- ¡Hasta mañana! - le respondió Hugo.
Pero Hugo sentía curiosidad por saber como eran los demás vecinos, y siguió caminando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario